Comparto con todos algunas reflexione referentes al andamio cognitivo y la aventura de ser maestro.
Siento que el avance de cada uno de nosotros ha sido valioso y gratificante, en cada línea, en cada párrafo en cada texto que comentamos y compartimos se vislumbra el docente, se siente una plena identificación de su labor, un compromiso y responsabilidad encomiable, es claro, que en nuestro entorno se confrontan diversas situación, situaciones que en algunos momentos nos impactan, nos afecta, sin embargo, a pesar de todo esto, nuestra actitud es siempre la misma, de entusiasmo, de alegría, de saber que estamos cumpliendo y logrando nuestras metas, que nuestros jóvenes se formen, se forjen en el aula y lo mas importante que sigan cosechando triunfos.
El hacer lo que hacemos nos llena de satisfacciones, de recompensas y porque no decirlo de frustraciones, esto nos alienta a continuar en la búsqueda de ser mejores como profesionistas y como individuos.
En algún momento de nuestra vida hemos llegado a ser idealistas, en nuestro ir y venir, lo seguimos siendo, seguimos buscando el sueño de todo docente, ver terminar a sus alumnos, que mejor satisfacción cuando compartimos con el alumno esa alegría que solo el docente sabe distinguir.
Compartimos los docentes diversos problemas, preocupaciones y satisfacciones de nuestro andamio cognitivo, pero lo más importante es que cada uno de nosotros los enfrentamos de diferente manera, los sentimos y los valoramos a partir de nuestro medio:
Una enseñanza para todos, grupos donde no caben los estudiantes, una heterogeneidad en cada grupo, el bajo nivel académico, la desmotivación del alumno por la escuela, y la falta de valores.
Nuestra actividad nos da muchas satisfacciones, una de ellas es el saber que mostraos una identidad propia del docente, sentir orgullo por lo que hacemos, el compartir triunfos, alegrías y emociones con nuestros jóvenes, entre otras mas.
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